«A lo largo de mi trayectoria personal y profesional hay muchas personas que han tenido un papel importante, y Juanito es una de ellas.
Voy al Pinotxo desde mediados de los años ochenta, lo que coincide con mi entrada en el mundo de la cocina. El bar estaba ubicado en otro punto del mercado, pero su esencia y personalidad siguen siendo las mismas. Si hay algo de lo que no tengo dudas es de que Juanito es el mejor relaciones públicas que he conocido. Me acostumbré a pasar con mi hermano Albert por allí y, aunque últimamente nos vemos poco, nos queremos mucho.
Es curioso, porque cuando empecé a ir Joan no sabía quién era yo, pues en ese momento no era conocido. Iba a La Boqueria porque era un museo de la materia prima para cualquier cocina. En esa época había muy pocos bares en el mercado, y siempre que iba me quedaba a almorzar en el Pinotxo.
Años más tarde, El Bulli empezó a ser un restaurante conocido y nos planteamos nuevos retos, como formar parte de la Nouvelle Cuisine. En esos años aprendí el gran respeto que hay que tener por el gusto de cada producto, y mi producto se encontraba mayoritariamente en La Boqueria. A partir de entonces cobramos una fama inesperada en todo el país. Así que cada vez que un medio de comunicación quería entrevistarme, les citaba en el Pinotxo. Siempre explicaba que era uno de mis sitios favoritos.
En el año 2000, cuando nace El Bulli Taller, fuimos todos los días a La Boqueria durante aproximadamente seis meses. En ese momento se afianzó nuestra relación con Juanito.
Hoy en día el mercado ya no es lo mismo, se ha convertido en un lugar para turistas. Ha evolucionado en la misma línea que la ciudad. La diferencia es que hay diferentes Boquerias, según la persona que la mire, y yo no la veo con los mismos ojos que un turista.
La cocina catalana ha sabido mantener su esencia y personalidad durante todos estos años. Aquí el turismo influyó positivamente; de hecho, cuando los turistas descubrieron nuestra gastronomía es cuando empezaron a acudir en masa.
Un punto de inflexión fue el año de los Juegos Olímpicos; hasta ese momento el turismo estaba ubicado en la Costa Brava y no tanto en otras zonas, ni en la ciudad de Barcelona. El día de la muerte de Ramon Cabau en el mercado yo me encontraba allí. Fue un shock para todos, y sobre todo para los que le conocíamos. Ese día fui a desayunar al Pinotxo, como acostumbraba a hacer, y cuando estaba paseando por las diferentes paradas aparecieron la policía y la ambulancia. Cabau era un adelantado a su época en cuanto a cocina, por lo que yo le admiraba mucho.
Juanito te enseña mucho con pocas palabras. Disfruta de su trabajo como nadie. Él es un libro vivo de La Boqueria, lo ha vivido todo y nosotros solo somos pequeños actores a su alrededor.»
Estos testimonios y mucho más en el libro, ya a la venta, «La Boqueria de Juanito – Pinotxo» editado por Genco Development. Más información en el post de este blog en el que se anuncia la salida a la venta del libro.